LA PRIMERA TRUITA
El mateix pocànima que quatre o cinc anys després encara no ha estat bo per trobar un editor interessat a publicar en cap de les llengües oficials de Catalunya Catch and release, la joia del professor Mark Kingwell sobre "la pesca de la truita i el sentit de la vida", el mateix desgraciadet, deia, va sortir ahir de la llibreria amb un somriure encuriosit i adelerat d'orella a orella i en arribar a casa li va faltar temps per deixar les bosses per allà i posar-se a llegir saltant endavant i enrere Cómo llegué a conocer a los peces (Sajalín Editores, traducció de Patricia Gonzalo de Jesús), d'Ota Pavel, escriptor i periodista esportiu txec. I a la pàgina 73, per exemple, hi diu:
Saqué el pañuelo y desenvolví sobre el banco la pequeña trucha. Permaneció en silencio. Después de un instante dijo a media voz:
―A esta podías haberla dejado allí un poco más.
Retrocedí hasta salir de la cocina. Corrí sin detenerme hasta la carretera. La que había montado. Eso era el coche y la motocicleta que le quería regalar...
Y por primera vez en la vida se me pasó por la cabeza: "¿De dónde ha salido esa brutalidad? ¿De dónde hemos sacado esa sangre de furtivo?"
Abochornado, seguí corriendo, como el ladrón que sabe que volverá a robar, porque le agrada.
Junto al río me desnudé y nadé para purificarme, como los pecadores en el río Ganges. Dejé de pensar. Porque un río es diferente a un arroyo. El río es el hondo pozo del olvido.
Saqué el pañuelo y desenvolví sobre el banco la pequeña trucha. Permaneció en silencio. Después de un instante dijo a media voz:
―A esta podías haberla dejado allí un poco más.
Retrocedí hasta salir de la cocina. Corrí sin detenerme hasta la carretera. La que había montado. Eso era el coche y la motocicleta que le quería regalar...
Y por primera vez en la vida se me pasó por la cabeza: "¿De dónde ha salido esa brutalidad? ¿De dónde hemos sacado esa sangre de furtivo?"
Abochornado, seguí corriendo, como el ladrón que sabe que volverá a robar, porque le agrada.
Junto al río me desnudé y nadé para purificarme, como los pecadores en el río Ganges. Dejé de pensar. Porque un río es diferente a un arroyo. El río es el hondo pozo del olvido.
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