QUATRE PARÀGRAFS
"Siento llevar la contraria pero, al margen de cuál sea su recorrido en las próximas semanas o meses, lo que afloró el 11-S no es un suflé, ni Artur Mas el aprendiz de brujo que lo hace subir o bajar a voluntad. ¿Acaso quienes así lo sostienen ya han olvidado lo que ellos mismos predicaban del líder convergente hace apenas dos años? Y aquel supuesto autómata frío, aquel producto de laboratorio sin pedigrí ni convicciones nacionalistas, ¿se ha convertido de repente en un ultrapatriota iluminado e insensato, en un peligroso híbrido entre Macià y Companys? Naturalmente, ni una cosa ni la otra. Pero, sobre todo, olvidemos las interpretaciones ad personam: lo que está ocurriendo en Cataluña no es un movimiento caudillista ni el fruto de un liderazgo carismático; más bien al revés, es la ciudadanía agraviada la que empuja a los políticos."
Joan B. Culla, "Autoengañarse" (El País, 20-X-12)
"En una España sin catalanes ni vascos, los que quedásemos tocaríamos a más en todo, por ser menos para repartir: nos tocaría por cabeza más rescate, más modelo productivo fracasado, más monarquía, más bipartidismo, más santa Transición, más conferencia episcopal, más jueces carcas, más contrarreforma educativa, más facherío sociológico, más prensa cavernícola, más Academia de la Historia, más banca tóxica, más poder económico dominante, más corrupción; más de todo per cápita. Sí, ya sé que también en Cataluña hay crisis, derecha rancia, obispos, corrupción y gran capital, pero sospecho que en el reparto del ajuar común saldríamos perdiendo los que estamos a este lado del Ebro; y lo mismo valdría para Euskadi. Sería además una España herida, humillada, lo que hincharía aún más el nacionalismo español -que también existe aunque los que se dicen antinacionalistas nunca lo reconozcan-; ese mismo nacionalismo que con sus hechos y sus palabras es desde hace años el mayor fabricante de separatistas en Cataluña y Euskadi."
Isaac Rosa, "Cataluña, no nos dejes solos" (Zona crítica, 21-IX-12)
"En contra de lo que a primera vista pudiera parecer, el bloque social que está cuajando políticamente en torno al independentismo no se expande impulsado por la conciencia de la fuerza de Cataluña, sino por todo lo contrario: la certeza de una debilidad que amenaza su supervivencia como nación. Hace ya bastantes años que el catalanismo es vivido y se expresa como un sentimiento agónico. Lo que lo alimenta son las inacabables dificultades surgidas en la recuperación del autogobierno después de la dictadura franquista, de las que se percibe con claridad que, en el fondo, son una continuación de la hegemonía del nacionalismo españolista en la dirección del Estado."
Enric Company, "El sentimiento agónico catalán" (El País, 20-IX-12)
"Més aviat que tard, els catalans serem convocats a les urnes. I llavors caurà sobre nosaltres la mare de totes les campanyes. A Espanya funcionarà la clàssica divisió del treball: la dreta/ultradreta ens crisparà, la Corona ens afalagarà (en català) i la progressia dirà allò de "l'impossible encaix constitucional de la secessió" (en realitat, no hi va encaixar ni l'Estatut retallat del 2006). I, en el front exterior, l'estat espanyol desplegarà el seu arsenal diplomàtic perquè Europa ens giri la cara. No volen que marxem, però no sabem ben bé per què. Encara ningú no ha contestat de debò la més senzilla de les preguntes: per què s'oposen a una Catalunya independent? Les raons sentides fins ara van a la columna testicular del "perquè no", reflex d'un temps pretèrit imperial o d'aquell tipus de marit que es nega al divorci "perquè ets meva". I ens fan els comptes, fingint una preocupació que no senten per la viabilitat econòmica d'una Catalunya sobirana."
Antoni Bassas, "Millor lliures" (Ara, 17-IX-12)
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