dimarts, 19 d’octubre del 2010

AH, AHIR...

Ya no recuerdo en qué revista o en qué periódico leía el otro día un artículo dedicado a las quejas de las señoras inglesas de edad: cuando ellas eran jóvenes, estaban acostumbradas a tratar con respeto a las personas mayores, pero las jóvenes de hoy en día las ignoran, incluso evitan acercarse a ellas, como si la vejez fuera una tara algo repugnante; se quejan, en una palabra, de que los jóvenes de ahora se comportan de una manera muy diferente a los de antes; deduje que los viejos de todos los países del mundo dicen lo mismo, que el hombre que va adquiriendo edad parece siempre inclinado a creer que, bajo todos los aspectos, el ayer era preferible al hoy. Los viejos de hace cien años lamentaban los tiempos de hace dos siglos, y los viejos de hace doscientos años suspiraban por los de hace tres siglos: nada nos autoriza a creer que algún viejo haya manifestado estar contento con el estado de las cosas de su época.

Jun'ichirō Tamizaki, El elogio de la sombra (Siruela, 1994)

1 comentari:

  1. conec poca gent gran que se senti bé amb el seu present. de fet, només la meva mare, camaleònica, que s'adapta un i altre cop al temps que toca viure.

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